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lunes, junio 27, 2005

Calidad de Vida o Vida de Calidad


Un concepto muy en boga actualmente es el de Calidad de Vida. Es un concepto que puede ser visto desde diferentes puntos de vista, pero que siempre está relacionado con la satisfacción de las necesidades de la persona. Pensar en alcanzar mejores niveles de calidad de vida supone planificar, por lo tanto se requiere precisar con el objeto de abstraer y plantear los puntos de conflicto entre crecimiento económico, el bienestar de las personas y el equilibrio del medio ambiente. Se puede identificar tres aspectos: objetivo (necesidades de las personas, salud, educación), subjetivo (percepción del individuo en cuanto a lo que considera su nivel de bienestar) y una combinación de ambos.
El concepto Calidad de vida supone un efecto organizador de la sociedad, a partir de las transformaciones sociales, del desarrollo económico y tecnológico, y las políticas macro asociadas a éstos.
Que se centre en la persona hará que el concepto calidad de vida tenga alguna utilidad, y no pase de ser una expresión más de muchas que se han esgrimido a través de la historia y que no han servido de nada.
Poner énfasis en la palabra calidad, implica una connotación evaluativa, se evalúa algo en comparación con ámbitos como salud, política, economía, bienestar en general. Pero si hacemos el cambio de orden de las palabras, y decimos Vida de Calidad, pondremos el énfasis en la palabra Vida, que es en definitiva lo que nos importa: Vida en abundancia y de la mejor calidad. Ese es el desafío, esa es la misión, esa es la esperanza. La opción preferencial por la vida, comprometiéndonos no sólo a asegurar la vida, sino que además ésta sea de la mejor calidad. Al enunciar este concepto nos referiremos a que calidad es un adjetivo que supone la búsqueda de la excelencia o superioridad, que hacen más agradable y placentero vivir, mejorando la esperanza de vida. De cómo posicionarnos en un lugar que nos permita sentir que vamos al encuentro con niveles superiores de satisfacción y dignidad de vida, dependerá de una toma de conciencia que importa trascender más allá de nuestras debilidades y obstáculos, más allá de nuestro individualismo, más allá de nuestro “particular” bienestar. Importa en definitiva una suerte de ejercicio interior, que remueva lo mejor de sí para mejor alcanzar una comunidad más armónica, equilibrada, digna.
Supongamos que existiese un proyecto, localizado en una zona rural de la IV región. Una zona de mucha pobreza y de mucha desesperanza. El proyecto implica accionar un efecto multiplicador en la economía local y nacional. Su puesta en marcha significará otorgar empleo en una zona en que la tasa de desempleo es de dos dígitos. Otro efecto es que el proyecto consulta la construcción de casas para sus trabajadores, la habilitación de caminos, y el mejoramiento de los existentes. Un tercer efecto es que el proyecto requerirá para su funcionamiento de bienes que se producen en la zona, lo que influirá positivamente en los productores locales, quienes serán beneficiados directos. Un cuarto efecto se refiere a infraestructura social. El proyecto contempla construir un salón multiuso para recreación y la práctica de deportes de sus trabajadores y también de la comunidad. Finalmente, un efecto no menos importante es que el proyecto consulta inversión en parcelas de agrado, con plantaciones de árboles y áreas verdes, que contribuyan a mantener el aire limpio y preservar el medio ambiente.
El estado del medio ambiente de un país depende fuertemente de la regulación ambiental existente y de su estado económico y legal. La política ambiental del país se basa en el concepto de desarrollo sustentable, que trata de conjugar crecimiento económico con protección del medio ambiente; su definición es “el proceso de mejoramiento sostenido y equitativo de la calidad de vida de las personas, fundado en medidas apropiadas de conservación y protección del medio ambiente, de manera de no comprometer las expectativas de las generaciones futuras”.
¿Qué hace que ese megaproyecto esté en armonía con el concepto de desarrollo sustentable?
Desde luego, parece necesario volver a referirse a la Calidad de Vida. Si bien el progreso económico que evidentemente aportará dicho proyecto, es un tema central por su impacto en la zona, debe también considerarse si además concurre de manera efectiva a la protección ambiental, al cuidado de medio, alcanzando un aseguramiento de la calidad de vida de personas y seres vivos, no sólo ahora sino hacia futuro.
La protección ambiental no puede entenderse como una especie de dilema o freno al desarrollo, sino como parte de él. Es entonces un desafío transversal que el Estado impulse políticas ambientales en forma permanente, perfeccionando la legislación, previniendo y recuperando daños por contaminación de aire, agua o suelo; fomentar la protección del patrimonio y uso sustentable de los recursos naturales; introducir prácticas ambientales en el sector productivo; incentivar la participación ciudadana y desarrollar nuevos mecanismos de gestión ambiental.
Este dinamismo expresado más arriba es estrictamente necesario, y da cuenta de un Estado en alerta en todo momento.
Pero, ¿eso garantiza que no se viole el concepto de desarrollo sustentable?
Esta pregunta trae a la memoria la hermosa carta del jefe indio Noah Seath al presidente de EE.UU., Franklin Pierce en 1854, ”…la tierra no pertenece al hombre; el hombre pertenece a la tierra. Todo va enlazado, como la sangre que une a una familia”.
Aunque tuviésemos una legislación perfecta, si no hay una conciencia ambiental, que nazca desde nuestro convencimiento, desde nuestro compromiso, desde nuestra voluntad más libre, siempre estaremos vulnerables a acortar la vida, a empeorar la calidad de vida. Y cuando termina la vida comienza la supervivencia.
“No sirve de nada decir haremos lo mejor que podamos. Para triunfar hay que hacer lo que sea necesario” ha dicho Winston Churchill.
De manera entonces que frente a ese megaproyecto, se enmarcan dos grandes instancias de fiscalización (o una suerte de garantía de no comprometer el futuro), por un lado el marco regulatorio y legal; y por otro, la propia conciencia de la población que favorezca una mentalidad de proteger y preservar el entorno medio ambiental, no solo presente sino para generaciones futuras. Aunque esto último parezca casi de perogrullo, la experiencia dice que es lo más difícil de lograr, ya que las tentaciones economicistas constituyen una amenaza permanente, y el poder del dinero muchas veces es más fuerte.
Y a ello no sólo concurren los grupos de poder económico, sino también los grupos de poder político. Y el desafío es qué sentimos nosotros frente a esto.
La historia sobre la influencia de los grupos de poder, que sólo piensan en maximizar sus utilidades, a cualquier precio, puede producir desastres ecológicos que se prolonguen por más de una generación. Por ejemplo, en 1984, durante la noche del 2 de diciembre, un escape tóxico originado en una planta de la empresa Union Carbide en Bhopal, (India) provoca uno de los mayores desastres químicos de la historia. En un tanque de metil isocianato (MIC), que almacenaba 40 toneladas, se introdujo accidentalmente agua. La reacción química resultante formó una nube de MIC y otros productos que, en forma de líquido y vapor, se liberó al medio ambiente. Las poblaciones cercanas a la planta sufrieron efectos inmediatos y devastadores. El número de víctimas fatales como consecuencia del accidente fue motivo de controversias, aunque fueron estimadas entre 3.000 y 16.000 personas, mientras que el número de afectados osciló entre las 200.000 y 600.000 personas. Hasta la fecha la empresa no ha respondido fehacientemente a su responsabilidad, y el caso aún se encuentra pendiente.
Otro caso, las grandes empresas tabacalreas, tuvieron que hacer frente en los años setenta a toda una ofensiva de los países desarrollados en contra del consumo de tabaco. La forma de enfrentar esta adversidad de colocar los excedentes de producción por la baja en el consumo, fue invadir los mercados de los países subdesarrollados, especialmente de América latina, con una estrategia que lo incluía todo, hasta la corrupción de los gobiernos locales.
Ejemplos hay por montones. Y las esperanzas que esto cambie no son muy optimistas. El mundo globalizado que permite derribar fronteras comerciales, hace que las inversiones de las grandes corporaciones aterricen en los países más “débiles”, e influenciables desde el punto de vista regulatorio.
Paradojalmente, en Chile, se tiene un caso muy reciente. En enero 2005 fue interpuesto un recurso por el movimiento Acción por los Cisnes, basándose en que la planta de celulosa Celco -una vez que comenzó a operar- presentó 19 incumplimientos respecto de lo autorizado en 1998 por la Comisión Regional del Medio Ambiente (Corema) de Los Lagos, en la Resolución de Calificación Ambiental que permite su funcionamiento. Entre las irregularidades que fueron detectadas destacan un aumento en su capacidad productiva y la descarga de metales pesados al río Cruces en Valdivia. La consecuencia de esto ha sido la muerte de muchos cisnes que habitan en ese sector, debido a que la contaminación dañó las fuentes alimenticias de estas aves, no sólo de los cisnes sino de las taguas y taguitas. En su mejor momento, cohabitaban más de 6.000 cisnes. En abril 2005 no quedan más de 290. Los abogados patrocinantes de la demanda en contra de los contaminadores, han dicho que los tribunales son “el único órgano capaz de defender a los ciudadanos, porque los servicios públicos con competencias ambientales han sido ineficaces en la solución del problema que nos afecta".(El Mercurio 20/04/05).
Como entender que un proyecto que pasó todas las evaluaciones ambientales, transgrede casi burlonamente las normas más elementales. Cómo entender que así como este caso, quizás existan otros proyectos que están poniendo en riesgo la salud de las personas. Y en riesgo hasta la vida. Cómo entender que la aceptación social sea tan flexible que pasen estas barbaridades y aún así nos mantengamos incólumes y pasivos. Cómo entender que si no nos preocupamos en serio y pronto vendrán días más que grises.
¿Veremos pronto mayor optimismo que ahora? Eso está por verse.
Nada mejor para ello que nuestro optimismo. Optimismo de verdad, que nace de la luz. Las palabras de León Felipe, escritas al término de la guerra civil en España, nos permiten terminar este artículo:
“Se ha muerto un pueblo pero no se ha muerto el Hombre, porque aún existe el llanto. Y el Hombre está aquí, de pié, con su congoja al hombro, para comprar el reino de la luz.”


Referencias Bibliográficas:

1.- Calidad de Vida, diversos artículos en la red.
2.- Comisión Nacional del Medio Ambiente.
CHILE: Ejemplos de Desarrollo Sustentable
www.sofofa.cl/ambiente
3.- CEPAL. Procedimientos de gestión para el desarrollo sustentable.
http://www.eclac.cl/
4.- Grandes desastres ambientales
www.iapee.org/ecoclubes

1 Comments:

  • At 8:24 a. m., Anonymous Anónimo said…

    Resulta interesante el abordar conceptos que hacen falta para plasmarlos en la realidad. Felicitaciones.
    Blogernauta

     

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