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viernes, febrero 05, 2010

ESCUCHAR: UN DON ESCASO (I parte)

Cada día que me pongo mas viejo, valoro mas a las personas que saben Escuchar (así con mayúscula). Sinceramente es algo de que yo no puedo afanarme: debo ejercitar más y entrenar mis oídos para que den entrada a lo que me están compartiendo. Porque escuchar es un acto generoso de compartir, acoger, saber, conocer, descubrir, crecer, y mas de alguna vez y a causa de las anteriores, también amar.
Y hace tan bién al que habla como al que escucha. Creo que en ese instante se produce una yuxtaposición escuchar-hablar, puesto que el que escucha también "habla" con su silencio; le está diciendo que en ese momento escucharlo es lo mas importante, o sea, le está expresando que le importa lo que le pasa, que relega cualquier otra actividad para dar preferencia a quién le habla. El "hablar" del que escucha es tal vez, más potente que el que está hablando. El silencio -dice Nietzche- solo se rompe cuando se encuentra algo mas importante que él ("calla...salvo que tengas algo mas importante que decir que el silencio").
En mi vida he abusado de la otra parte: de hablar. He necesitado muchas orejas que soporten lo que hablo, reitero, he abusado. Es quizás el momento de empezar a escuchar y hablar a traves del silencio.
Quiero referirme sólo a una experiencia reciente. Alguien me escuchó (curiosamente sucede a veces que el contacto de hablar-escuchar se da con la persona que no esperas). Independiente del tema, lo valorativo, lo esencial, fue que me escuchó; y fue de esas escuchas que provienen desde adentro; en que se alcanza niveles de abstracción excepcionales. Uno va hablando y hablando y la persona escucha y escucha. Sin casi vervalizar, sólo escuchar. Sin casi mostrar expresiones de caras especiales, sólo la mirada acogedora que te indica que lo que hablas es importante.
La experiencia me permitió dimensionar de una manera diferente la comunicación. Comunicación que se transforma en transmisión bi-direccional. "Yo quiero que me escuches-yo quiero escucharte".
Creo que seguiré este tema más adelante. POr ahora dejo lanzada la pregunta:
¿Escuchasteis hoy?
Eso. Vale.

2 Comments:

  • At 4:45 a. m., Anonymous Anónimo said…

    Escuchar es un don que pocos tienen. Pero oír, comprender, sentir, ponerse en los zapatos del otro es otra cosa muy diferente. Quizás el silencio es nuestro único aliado cuando no podemos imaginar lo que siente esa persona, por lo que está pasando, cuando ni siquiera ella sabe lo que le pasa. Cómo quieres tú que diga algo, si ni siquiera sabes lo que te pasa?
    Tanto el hablar como el escuchar son formas de terapia. Para uno, el habla es un desahogo que, por alguna "extraña" razón, no encuentra con los suyos sino que con... la persona menos esperada.
    Y para el otro, el oír es llenarse de nuevos conocimientos y experiencias, enriquecer el alma con la felicidad del que te habla o ayudarlo con la angustia que lo aflige.
    Cuando es dramático lo que te cuentan o cuando los ojos de la persona brillan al hablar de los logros de sus hijos... no hay mas que escuchar al señor Nietzche.

    Sigan leyendo blogs....

     
  • At 2:44 p. m., Blogger ruben said…

    En estos tiempos nos hemos puesto tan orgullosos, autómatas orgullosos, de nosotros mismos que solo nos autoescuchamos y desvaloramos las vivencias de los demás, olvidamos la riqueza que nos pueden brindar las conversaciones y sobre todo el hombro que para el hablante significa nuestro oído y entendimiento.

     

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