BLOG BILINGUE

OYE TU, SABÉS DONDE ESTÁ EL PARKINSON?

viernes, diciembre 09, 2005

NAVIDAD SIEMPRE NAVIDAD

No olvides que tu eres los demás de los demás.
Alberto Cortes

Es muy común en nuestra sociedad el repetir frases que resultan elegantes y de buen gusto. Claro está que pocas veces se transforman en realidad. Una de estas frases aparece siempre en víspera de Navidad: “recuperemos el sentido verdadero de Navidad” lo dicen sacerdotes, católicos, y en general todo tipo de personas. Con esa frase pretenden reflejar que el verdadero sentido de la Navidad es conmemorar el nacimiento de Jesús, que llegó a este mundo para salvarnos del mal, y no, en gastar y gastar en regalos. Que ese dinero que se gastará en regalos y les dé a los pobres. ¿Quién lo hace? No desconozco que muchos sacerdotes y religiosos pasan esta Navidad celebrando misas, y demostrando de alguna manera que respetan esta idea. Pero después de celebrar se irán a sus camas a dormir, quizás con un dejo de nostalgia, de aquellas navidades que pasaron con su familia cuando niños. Y recordarán, con lágrimas en los ojos, cómo se dormían temprano el 24 para amanecerse el día 25 y abrir los regalos. Recordarán, al cabo, la mirada de satisfacción de sus padres, mientras los hijos abren sus regalos, mirada que en nuestras memorias permanecerá vigente hasta el fin de nuestros días. En su Fe estará la conciencia moral del nacimiento del niño pobre en Belén, pero en su íntimo recuerdo estará el momento cuando rompían los papeles de regalos, que develaba lo que el viejito pascuero le asignó de ese gran petitorio de regalos, que cual más cual menos, cuando niños, lo hicimos. En ese momento de inevitable recuerdo, el sacerdote no podrá evitar llorar, y se preguntará cuando volverá a ser un día común y corriente, para que esa mini crisis depresiva se transforme en olvido. Hasta la próxima Navidad.

Quiero rescatar esto. Decir por ejemplo, que el regalo navideño o la tarjeta de saludo tienen un sentido, y no superficial, como lo pretenden los agoreros del doble estándar, que con su discurso esconden o disfrazan algo que aún predicándolo no están convencidos. El regalo navideño, aunque humilde, representa tal vez la única oportunidad en el año, en que la persona se desdobla para dejar de pensar en sí, y pensar seriamente en el otro. Por más que el regalo para ese otro sea de compromiso, deberemos darnos algunos segundos para elegir qué regalarle, y eso, en mi opinión, tiene más sentido que el acomplejarnos con ideas metafóricas y hasta hipócritas que condenan sin argumento el hecho de regalar. Por mi parte, me encanta escribir tarjetas de navidad. Usualmente confecciono una lista con los destinatarios de esas tarjetas y, cada vez que escribo una, estoy pensando en quién la recibirá. Ese ejercicio de pensar en otro no es cotidiano, desde que vivimos en un mundo individualista y egocéntrico. No es común y por lo mismo debemos cultivarlo. Qué triste sería el mundo si todo en él estuviera, nos recuerda la divina Gabriela; y parafraseándola, me atrevo a decir con algo de rebeldía, qué triste sería el mundo si estuviese poblado sólo por seres acomplejados, ocultos, llenos de envidia, llenos de dolor, llenos de odio. El pensar en el otro es una fortaleza que nos inspira a tener esperanzas en este mundo. Y si la única oportunidad es Navidad, entonces no la desperdiciemos. Los tontos graves se expresan el resto del año.
Eso.