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miércoles, julio 13, 2005

Resiliencia:Respuesta Justa Frente al Dolor

Al referirnos al dolor, cualquiera que éste sea, lo asociamos necesariamente con algo negativo, indeseado, adverso. Y, evidentemente, es así. Como dice el psiquiatra Boris Cyrulnik[1], no hay desgracia maravillosa. Pero cuando sobreviene la adversidad, ¿debemos someternos?, o la combatimos, ¿ y cómo? Los traumas que sufrimos en la infancia, por ejemplo, pueden ser superados y, cuando llegamos a adulto, miraremos hacia nuestro pasado, con el saber de haber triunfado. Si esto ocurre, estamos en presencia de un proceso conocido como resiliencia, que se define como esa capacidad que tiene un individuo de reaccionar y recuperarse ante las adversidades. La resiliencia puede transformar o fortalecer la vida de las personas.
Desde la perspectiva del dolor, del trauma, aspectos que tienen que ver con la vulnerabilidad, connatural a nosotros, la misma agresión, desde el momento que se produce, genera en nosotros una esperanza, podemos pensar: “alguna vez me recuperaré; o me vengaré”. Con ello damos un cierto sentido a nuestro dolor. Al reafirmar este sentido, lo que hacemos es darnos a nosotros mismos una “capacidad para triunfar, para vivir y desarrollarse positivamente, de manera socialmente aceptable, a pesar de la fatiga o de la adversidad, que suelen implicar riesgo grave de desenlace negativo”[2].
La resiliencia es entonces una capacidad esencialmente humana, disponible en todo ser humano, de manera integral, esto es, con su espiritualidad, sus sentimientos, sus experiencias y cogniciones, y susceptible de ser gatillada desde muy temprana edad.
Si bien el concepto de resiliencia no es nuevo, su uso en las ciencias sociales es reciente. Esa capacidad humana a la que nos hemos referido se activa, entonces, frente a situaciones de estrés severo y prolongado, lo que derivará en condiciones que provocan mayor resistencia o vulnerabilidad. Estas situaciones difíciles son consecuencia de los factores de riesgo presentes en el ambiente: maltrato físico y psicológico, falta de atención médica, marginación y extrema pobreza.
Para que podamos acceder a una actitud resiliente, requerimos disponer de factores protectores, tanto personales como sociales. Entre los primeros mencionares la autonomía, la capacidad de ser empático, la orientación a la tarea y el temperamento. Entre los factores sociales, ciertamente se puede distinguir el disponer de un ambiente cálido, una comunicación abierta al interior de la familia, buena relación con los pares.[3]
Por nuestra parte, nos atrevemos a agregar otros factores protectores tanto personales como sociales. Entre los primeros, está el autoconocerse y ser heroico. En los segundos, nos referimos a las oportunidades que la sociedad ofrece para mediambientalizar una actitud resiliente.
El conocimiento de sí mismo no es una tarea difícil, supone adoptar una actitud humilde, de aceptarnos y reconocernos con nuestras virtudes y debilidades, y actuar en consecuencia. El heroísmo tiene que ver con atrevernos a dar el salto, aceptando el riesgo y desafiándolo. Es confiar sin mucha razón, pero con suficiente fe. Las oportunidades, por su parte, tienen que ver con la sociedad misma. El sensibilizarnos respecto de qué más podemos hacer por nuestros semejantes, que a su vez se transforma en una actitud resiliente, nos permite acceder a niveles genuinos de satisfacción y placer, desde que somos miembros de una misma especie, de una misma sociedad y unidos por una misma cultura.


EJEMPLO DE EMPIRISMO RESILIENTE

Como manera de aterrizar el concepto, nos referiremos a la experiencia adquirida en un proyecto bastante original: INFOCAP,[4] cuya autoría es de la Compañía de Jesús, y que surge como una respuesta concreta para dar formación y capacitación en un oficio, a personas en condiciones de marginalidad creciente, mayores de 18 años y jefes de hogar, quiénes no tienen acceso a la educación formal. INFOCAP les ofrece una oportunidad de formarse como personas y capacitarlos en un oficio. El proyecto privilegia el aprender haciendo, en una pedagogía activa, que integra en su currículum asignaturas de formación personal, asignaturas básicas, de la especialidad, y de formación general. El proyecto también se conoce como Universidad del Trabajador. Es un proyecto humanista puesto que cree en la persona y en su potencial; es intrínsicamente solidario porque arranca desde el más débil, desde el que necesita más. Así, en las clases, quién tira el ritmo es el que sabe menos, tornando al resto en un ambiente solidario respecto del que más sufre de entre los que sufren.
Y lo que INFOCAP busca es, esencialmente, formar mejores personas, no sólo con los alumnos, sino con todos los que lo integran, profesores, directivos, personal. Entre los profesores, hay un gran porcentaje de voluntarios que dan su tiempo y conocimiento, y que se remuneran vinculándose al que más sufre y aprendiendo de él en una pedagogía de apoyo vincular que los hace necesitarse recíprocamente.
El ambiente que se ofrece no puede ser más digno: salas de clase que no tienen nada que envidiarle a ninguna Universidad; talleres bien implementados; actividades sociales, deportivas y culturales. Se ofrecen, además de las carreras, programas de post grado y asociación de ex alumnos.
¿De qué manera se favorece la resiliencia en una obra como ésta? INFOCAP es un excelente ejemplo de factor social que se transforma en una oportunidad, para que, desde su realidad, el alumno tenga la fuerza (capacidad) para dar el paso y desarrollarse.
Cuando tenemos la oportunidad de encontrarnos con ex alumnos de INFOCAP, captamos que, no obstante muchos de ellos no están trabajando en lo que estudiaron; podemos apreciar un vaso comunicante unitivo: se muestran como mejores personas, capaces de aceptarse, de perdonarse, de quererse y de tener fuerza para superarse valiéndose de una actitud digna y de respeto.
Han aprendido a valorarse, a sentir que pueden ser más pero, fundamentalmente, han renacido desde su mismo dolor, el que se integra ahora como fuerza motriz que los lleva hacia delante.
Y por su parte, aquellos que nos hemos integrado “desde el otro lado” a INFOCAP, el beneficio que recibimos no ha sido menor. Hemos propendido a ser más generosos, más humanos, a mejor amar y servir, a tener un proyecto de vida más sencillo, a vivir sabiendo que hay otros que la están pasando mal y que también merecen ser tratados como personas.
Hace poco se entrenó la película “La Guerra de los Mundos”. Allí Spielberg nos recuerda que quizás nosotros mismos somos nuestros propios enemigos, y también somos nuestros salvadores. Confiando siempre que todo al final depende de Dios.
Eso.

[1] Boris Cyrulnik, La Maravilla del dolor, el Sentido de la Resiliencia, Grijalbo, 2001
[2] Op.Cit.
[3] Lara y Otros, Resiliencia: La Esencia Humana de la Transformación frente a la Adversidad, Concepción 2000
[4] INFOCAP comenzó en Santiago a comienzos de los 80. En Coquimbo inició sus actividades en Agosto de 1994. El de Coquimbo es sustentado por la Corporación Padre Hurtado, y es una filial de Santiago.

2 Comments:

  • At 5:37 p. m., Anonymous Anónimo said…

    SERGIO...ME GUSTO TU APLICACION PRACTICA DEL MODELO RESILIENTE, YA QUE NO ES FACIL EL CONCEPTO Y SU APLICACION.
    TE FELICITO POR LA SENCILLEZ COMO ABORDAS ALGO QUE ES TAN COMPLEJO.

     
  • At 5:38 p. m., Anonymous Anónimo said…

    SERGIO...ME GUSTO TU APLICACION PRACTICA DEL MODELO RESILIENTE, YA QUE NO ES FACIL EL CONCEPTO Y SU APLICACION.
    TE FELICITO POR LA SENCILLEZ COMO ABORDAS ALGO QUE ES TAN COMPLEJO.

     

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