AU VOIR

Con este cuento imaginario, estoy iniciando una sección de cuentos cortos. Empiezo por este que se me vino primeramente a la cabeza...pero vendran otros, espero:

Dedicado humildemente a Mario Benedetti.
Au Voir (Adios en francés)

Vengo a despedirme. Dijo ella entrando con pasitos cortos a la oficina. Como queriendo irse de inmediato
¿Te vas?. Contestó él, eligiendo la manera mas estúpida que encontró.
Si me voy...Bueno, eso. Me despido. Dijo ella algo confundida con la reacción tan inesperada, sobretodo proveniente de un personaje que manejaba a su antojo las comunicaciones interpersonales, que con su experiencia podría sin duda haber reaccionado de mil maneras mejores que ese insípido "¿te vas?". Pero hasta para la estupidez él era descolocante.
Ok. Que te vaya bien...¿tu tienes el número de mi celular? A esa altura la estupidez invadía el alma de ese ser que, enfrentado a una situacion tan normal como puede ser una despedida laboral, estaba completamente entrabado.
Si, lo tengo...estaremos en contacto para mantenerlo al tanto...Bueno, eso. Gracias por todo. Ella estaba haciendo un esfuerzo por no saltar y abrazarlo, como parecia obvio, tratándose de dos personas que habian construido una relacion de amistad, acrecentada en el ultimo año, y que había alcanzado en algun momento la magia, eso misterio que muchos tratan de ocultar, pero que saben que existe. Magia que significa en la práctica experimentar una necesidad creciente de saber del otro, superando el mero interés de una amistad laboral común.
Ella habia descubierto esa magia hace ya varios meses, y había decidido eliminarla de su vida, no podía dejar que siguiera creciendo algo que no tenía sentido alguno. Tenía 22 años y un mundo por delante. De manera que ya en el último tiempo evitaba contestar las llamadas, o las invitaciones a un cafe, o invitaciones a su oficina, salvo excepciones claro esta, en que la magia imponia su voluntad, y ella rendida, se sometía como autómata, entendiendo que le gustaba hacerlo, cuanto que, una vez producido, lo único que lograba era avivar esa magia pernisiosa, que a nada llevaría. En esas ocasiones, ella inmóvil escuchaba extasiada las vivencias que el, por extraña razón le confidenciaba como a nadie. Y como sumida en una especial inspiracion, se atrevia a aconsejarlo y apoyarlo. Nada hacía mas feliz a el, que la acogida que desde su juventud, aquella joven desplegaba con acertada inspiracion, que no podia ser por otra cosa que consecuencia de la mentada magia.
Dicho esto, entendió que esa magia podía seguir aumentando hasta hacerse incontrolable. Eso la llevó decididamente a tratar a como diera lugar, de cortar todo contacto con él, hasta donde le fuese posible. Ya no hubo mas encuentros programados en el cafe, y cuando el telefono de ella sonaba mostrando el nombre de él, no contestaba, para que se aburriera, para que no siguiera con la insistencia agobiante de aquellos hombres sumidos en la convicción de creer que lo estan haciendo de lo mejor. LO terrible y contradictorio era que a ella le gustaba que la llamara, le gustaba decirle que no. El siempre aceptaba el no como respuesta, pero no se rendía.
Y es que el sentimiento no tiene edad, acecha a cualquier persona, en tanto tenga corazón. Muchas veces el había intentado acercarse a ella a traves de piropos, como decirle "estas cada día mas linda, por favor no abuses, toma pastillas para afearte". Ella le encantaba escuchar eso, aunque como mujer lo disimulaba perfecto, y solo bromeaba con algo similar.
En una oportunidad el le dijo que su sonrisa se parecia a la de una actriz de cine. Se parecia a la sonrisa de Julia Roberts, y ella asombrada con esa comparación, sólo atinó a decir "Gracias... nunca nadie me habia dicho eso antes", a lo que el agrego "alguien tenia que decírtelo alguna vez".
Por eso al momento de la despedida, la escena relatada que podria interpretarse como fria y distante, no tenia nada de eso, al revés, casi no cabia otra forma de reaccionar. La historia previa lo avalaba. Eran detalles, muchos detalles, los que llenaban esa relación tan peculiar. Para el era ver emerger desde su casi vejez cincuentona, un torrente renovador, carente de espectativas, pero lleno de carpe diem, de vivir el momento. Para ella, la milenaria atraccion que ejerze el hombre con experiencia, con paz, seguro, y decidido a llenar de alegría ese corazon joven que luchaba para no irse a vivir a otro viejo y desgastado.
No. No puedo. Me esperan en mi casa. Esa respuesta fue casi una muletilla de los ultimos meses, cada vez que el se atrevia a invitarla a almorzar. O, no ya me tomé el café, cuando el la invitaba a tomarse un café...en fin, el negarse se transformó en sí en una nueva forma de relacionarse. Negarse queriendo. Negarse espectante. Negarse a lo inverosimil. Negarse sin querer negarse. Negarse a la realidad.
Alguna vez el le preguntó: ¨podriamos fijar una fecha para ir a almorzar ¿te parece el 11 de octubre del 2012? a lo que ella soltó una carcajada.
No hubo ni abrazo ni beso, ni siquiera darse la mano. Pero ciertamente ambos sabían que en ese momento se estaban dando de todo.
Al salir de la oficina el la llamó, ella levantó la mirada y giró suavemente hacia el. Pocas veces un hombre puede expresar todo lo mas profundo de su ser con sólo mirarla "discúlpame por todo lo que te molesté, de verdad, lo siento mucho". Nunca fue una molestia... al contrario, dijo ella en un tono entre coqueto y triste. Ambas miradas se cruzaron como compitiendo por cuál era la más expresiva. Era el comienzo del fin.

Estas historias de seres que deambulan por el mundo, van equilibrando positivamente el ambiente ecológico caracterizado por la maldad, el egoismo y la mentira. La he escrito basado en mi imaginación. Pero quiero dejarle al lector un especial encargo: si alguna vez la ven a ella, avísenme por favor, la reconoceran por la sonrisa de Julia Roberts.Eso. Vale.