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martes, febrero 07, 2006

LAS PRUEBAS DEL SEÑOR

¿Dónde estará mi primavera? ¿Dónde se me ha escondido el Sol, que a mi jardín olvidó?
Marco Antonio Solís


“Todo esto hay que tomarlo como una prueba del Señor; ya que El espera y confía que serás capaz de salir adelante.” Esta frase la habrán escuchado más de alguna vez, con ocasión de vivir algún problema complejo.

¡Protesto!

Si Dios es Amor, ¿porqué se transforma en un ser enfermo que tiene que enviarte pruebas para probarte si eres capaz? ¿porqué tiene que ponerte a prueba? Tal parece que el amor de Dios es condicionado: yo te quiero, pero debo enviarte pruebas para aprobar ese amor que recibes. Es estúpido. Y contradictorio. El amor es gratuito, no tiene precio ni se cotiza en los mercados bursátiles. El amor no se compra como una mercancía. Ni tampoco debemos dar exámenes continuamente ante el gran exponente del amor que es Dios. Se nos ha dicho siempre: Jesús murió por nosotros por el inmenso amor que nos tenía. ¿Y ahora Dios nos pone a prueba? ¿Quién lo entiende? Es decir, sufrimos un problema, y se homologa a una prueba que el Señor nos envía; y por otro lado se entendería, contradictoriamente, que pasamos a ocupar un lugar preferencial en Dios, ya que nos ha elegido para superar una prueba. Los que recibimos pruebas del Señor, seríamos los elegidos.

Por ello, no creo en esa frase. Protesto por quiénes la ocupan. Es una irresponsabilidad y una forma de eludir el apoyo, la compañía, la acogida de quién mucho lo necesita. “Tómalo como una prueba del Señor”. ¡¿Porqué?! Me resisto a ser evaluado y ser escogido para superar la prueba. Estoy seguro que Dios no está contento con quiénes usan su nombre para interpretar acciones que provendrían de El. ¿Con qué derecho?

Los problemas debemos vivirlos, y hasta me atrevería a decir, debemos gozarlos, a nuestra manera. Debemos asumirlos y contar con ellos. Debemos harnearlos ya que en el todo, también vienen oportunidades de crecer, de ser mejores personas. Eso creo que es lo que Dios quiere de nosotros, y estará siempre de nuestro lado. No enviando pruebas, que mas parecen propios de un escapismo trasnochado, imberbe, e inútil

Y todo esto lo digo porque alguien se le ocurrió decirme que mis enfermedades, que ya bastante preocupado me tienen, eran otra prueba del Señor.

Con esto estoy tratando de explicar porqué a esa persona la mandé a la mierda.
Eso.