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sábado, septiembre 13, 2008

LECCIONES DE FE

En agosto de 2008 fuimos sorprendidos por una trágica noticia. Un bus se había accidentado en el norte de Chile y en el viajaban alumnas del Colegio Cumbres, y en el accidente murieron nueve niñitas, de entre 15 y 17 años.

Una noticia dolorosa, sin duda. Los que somos padres sabemos el valor de esto. Solo imaginarme perder a uno de mis hijos tan repentinamente, me causa desazón. Por ello, el dolor que habrán sentido esos padres de esas pequeñas niñitas, debió haber sido inmenso.

Aunque, a diferencia de lo que normalmente pasa, fuimos sorprendidos al escuchar las reacciones de algunos de esos padres. Se les veía con una calma admirable,. y mas que resignados, se notaban hasta contentos porque sus hijos -ahora angeles- estaban en el cielo.

Me sorprendió dicha reacción. El Colegio Cumbres, pertenece a la Congregación de los Legionarios de Cristo, Católicos, y aparentemente la forma de reaccionar tiene algo que ver con el carisma de dicha congregación. No se percibía sino paz y consuelo en muchos de esos padres.

Muchos habrán pensado "qué lección de Fe". Lo que normalmente pasa es que una muerte como aquella, desgarra el alma hasta el fondo, hasta no dar más.

Pareciera que tuviesemos una nueva forma de aceptar estos sucesos trágicos, desde la Fe, que nos permite no solo aplacar el dolor, sino que alcanzar casi el regocijo de ofrenda del hijo a Dios.

Desde el punto de vista de la Fe, estaríamos en presencia de seres superiores, que han alcanzado un nivel de Fe que los lleva a reaccionar de esa manera admirable.

Sin embargo, algo no me logra convencer. El dolor, como la felicidad, están presentes siempre en nuestras vidas, y en su momento podemos -mejor- aún debemos- enfrentarlo y vivirlo. Como lo hjizo Jesús desde la Cruz. Ni El, rehuyó el dolor, pudiendo hacerlo.

El Padre Hurtado antes de morir, daba gracias a Dios por permitirle extender su agonía, antes de la muerte, para despedirse de sus amigos. Qué ejemplo de sacrificio.

Quisiera no pensar que una congregación católica se estuviese equivocando en la doctrina, no permitiendo que aquellos que pertenecen a ella vivan el dolor, tan legítimo, tan humano, tan de justicia contra lo injusto, a cambio de una extraña forma de consuelo, que hasta pareció chocante y traicionera con la memoria de esas almas, que inesperadamente se fueron a conocer la vida eterna, sin tener la oportunidad de vivir la vida terrenal, que como sea, bien vale la pena vivir.

Eso.