AGENDA DE VIAJE
De izq. a der.: Sergio,Patricia, Sandra, Julieta, Luciano,
y amigos de la mesa nro.2.
y amigos de la mesa nro.2.
Dedicado con cariño a Patricia y Daniel, amigos de Córdoba, Argentina
PLANEANDO EL VIAJE
“La Zíngara nos está invitando al matrimonio de su hija” comentó alegremente Sandra. “¿Quién es la Zíngara?” pregunté casi en forma autómata. Es mi amiga de Córdoba, se apresuró en contestar, la que conocí en Buenos Aires, ¿recuerdas?. ¿Yo la conozco?, pregunté evidenciando la absoluta ignorancia de quién estábamos hablando. Nooo, si la conocimos cuando fui en abril del año pasado con la Mary y la Sandry…si yo te conté que habíamos estado con ellos… es decir con el marido también. Sandra estaba que explotaba, como tanta estupidez, si debía acordarme, si lo habían contado tantas veces. La Zíngara es una de mis mejores amigas del grupo que jugamos Backgammon.
Mmm, ahora me ubico, sí, la Zíngara…, dije sin mucho convencimiento… y agregué, ¿el matrimonio de quién? Pregunté provocando innecesariamente la exasperación de Sandra; ¡De su hija!, te acabo de decir, respondiendo al límite de su paciencia… como tanta estupidez era el comentario que flotaba en el aire. ¿Cuando es? Pregunté, ya resignado a recibir una bofetada. En Octubre, falta mucho todavía.
Podríamos ir, dije en un arrebato de recuperar el hilo no beligerante de la conversación, pero… en Octubre ¿que no es la canonización del Padre Hurtado?.
Pero si ya decidimos no ir a Roma, respondió Sandra quién se negaba a abandonar su estado de impaciencia provocado por mí. ¿Y el cumpleaños de la Sandry, ¿y el examen de grado de Gonzalo? Era suficiente presión, la poca paciencia de Sandra se agotaba: si no quieres ir, dilo derechamente, no te escudes en cualquier cosa. ¡Basta ya! Dijo, sin disimular su molestia.
ADRENALINA PURA ANTES DEL VIAJE
El viaje a Córdoba propiamente tal fue sin sobresaltos. Antes habíamos viajado toda la noche en auto desde La Serena, ya que el vuelo de Lan tenía hora de salida a las 07:25 hrs. Al llegar, dejamos el auto estacionado en el aeropuerto y nos fuimos al counter. Ya en la fila, se acercó una funcionaria de la aerolínea preguntando quiénes viajaban a Córdoba. ¡Nosotros!, respondí casi sin pensarlo, ¿porqué? Muy bien, dijo ella con un acento argentino que combinaba bien con su facha de modelo de pasarela, lo que pasa, dijo, es que el vuelo está sobrevendido y si no están apurados, les ofrezco embarcarlos en un vuelo de las 11:00 hrs. Y les damos dos pasajes gratis ida y regreso a cualquier lugar de sudamérica. Además, les damos ticket para comida mientras esperan. Nos miramos con Sandra, y relacionando esto como una oferta consumista de las miles que a diario se ofrecen en este bendito país, y respecto de las cuáles no somos distintos a los miles de consumistas que pululan en los malls, dijimos al unísono: ¡estamos de acuerdo! ¿Qué tenemos que hacer?, Salgan de la fila y acompáñenme. Deberán esperar hasta las 06:30 para reconfirmar el cambio de vuelo. A esa hora ubíquenme a mí, que les tendré todo listo. Ok, gracias, miré el reloj y era pasadas la 6 de la mañana. Vamos a servirnos un café mientras tanto, propuso Sandra, con ese espíritu práctico de la que ella hace gala siempre. Está bueno dijo porque nos ganamos un viaje gratis y podemos volver de nuevo a Córdoba o a Buenos Aires, planeó Sandra.
A las 6:30 en punto estuvimos en el counter tratando de ubicar a la buenamoza argentina. Por supuesto, no estaba en ningún lado, preguntamos a otro funcionario quién no tenía idea de esto y nos sugirió esperar hasta que el vuelo estuviese cerrado. 06:45 y nada, “Pasajeros del vuelo 0951 de Lan con destino a Córdoba, último llamado para abordar el avión” sonó como una espada punzante por los parlantes del terminal. Fuimos de nuevo al counter, llamadas van y vienen, nadie sabe nada. 06:55, llega un funcionario y nos interpela: Váyanse rápido a embarcar, están atrasados… (sic), tomen el boarding pass, y corran. Adrenalina pura. La fila de embarque era inmensa. Miramos la hora y concluimos: No alcanzaremos a embarcar. Sandra corrió a Policía Internacional a explicarle que estábamos perdiendo el avión. Lo siento, nada podemos hacer, contestó en ese tono de policía tan típico de este país, en que no sé como lo logran para verse insensibles en grado máximo.
Me he detenido un poco más en este relato porque quiero protestar airadamente en contra de Lan y sus funcionarios, por su irresponsabilidad y mala atención, por haberse reído de nosotros y porque no merecíamos esta angustia y preocupación. Fuimos los últimos en embarcar a las 07:26 y a continuación el avión inició su faena de despegue.
Finalmente, íbamos rumbo a Córdoba, pero las anécdotas no terminarían ahí.
Desde el avión es posible apreciar los extenso que es el territorio argentino, sobretodo la provincia de Córdoba. A juzgar por lo que nos contó después el chofer del Remis (radiotaxis en Argentina), el égido de Córdoba es uno de las más grandes del mundo en cuanto a superficie.
ARRIBO
En el Aeropuerto Pajas Blancas de Córdoba, nos esperaban Patricia y Daniel. Para mí todo era nuevo partiendo por este cariñoso matrimonio argentino, quiénes sin conocernos mucho, nos habían invitado a compartir una de las ceremonias más importantes en la vida de una familia: el matrimonio de su hija. Patricia es una cordobesa buenamoza y simpática, con Sandra habían desarrollado una creciente amistad virtual. Así es que en el encuentro se abrazaron efusivamente. Daniel es un tipo imponente, de apariencia distinguida. Abogado laboralista. Después de los saludos de rigor y consultas sobre el vuelo, Daniel se adelantó para ir a buscar su auto. Abordamos el BMW color gris de Daniel, y nos fuimos rumbo al hotel –Holiday Inn- que quedaba cerca del aeropuerto Pajas Blancas. Era emocionante sumirse en todo un mundo desconocido, partiendo por las personas y siguiendo con el lugar. La ciudad se apreciaba inmensa, como Santiago, con muchos edificios en altura y una extensión imposible de imaginar.
Después del check in en el hotel, nos fuimos a nuestra habitación con la sana intención de descansar, por el viaje y por no haber dormido en toda la noche. Pero una vez acomodados, Sandra propuso que saliéramos para aprovechar bien el poco tiempo que disponíamos. Así lo hicimos y solicitamos un taxi. El chofer era de nombre Daniel; su apariencia era un poco exótica a la vista: pelo largo teñido rubio que no encajaba con su personalidad según pudimos comprobar durante el tiempo que estuvimos juntos.
TURISMO DE VERDAD
¿Donde los llevo? Preguntó ajustándose su cinturón de seguridad del Fiat, cuya energía era a gas. En el hotel nos habían facilitado un mapa, como respuesta ante nuestra pregunta de donde quedaba la peluquería de Roberto Giordano. Así es que ubicados en el mapa, le señalamos a Daniel donde queríamos ir. Eso le cuesta aproximadamente 6 pesos, nos cotizó. Estuvimos de acuerdo y abordamos el taxi. Una vez adentro, Daniel nos sorprendió con el siguiente comentario: “qué curioso ustedes los chilenos; siempre piden ir a un mall o shopping, siempre quieren comprar, no se interesan en conocer el lugar que están visitando…” Esa fue una puñalada directa a mi ego cultural, peor aún, él tenía toda la razón, no nos habíamos cuestionado conocer nada. Y Ud., qué nos ofrece, pregunté en un tono que era mezcla de arrogancia y de molestia. Depende de lo que ustedes quieran, contestó, y continuó, si quieren divertirse pueden visitar Carlos Paz, allí encontraran casinos y turismo, es muy lindo; si se interesan por algo místico, podrán visitar (no recuerdo el nombre del lugar), que es famoso porque allí se han hecho avistamientos de ovnis, etc. Si ustedes quieren conocer la ciudad, los puedo llevar al centro de Córdoba y visitar edificios que son patrimonio de la humanidad, la ciudadela universitaria, la Casa de Gobierno, la residencia jesuita, etc. Debo confesar que estaba asombrado, más que chofer, este hombre parecía guía turístico, algo que en la noche me aclaró el otro Daniel, nuestro amigo anfitrión, en el sentido que a muchos conductores de Remis les están exigiendo curso de turismo, lo que encontré genial. Qué otro lugar puede ser, pregunté ya vivamente interesado, máxime si escuché las palabras “Jesuita” y "Che Guevara” que calaron hondo en mi. Si quieren conocer algo cultural e histórico, continuó este sorprendente argentino, de cabellera rubia, detalle que a estas alturas ya no nos distraía en absoluto, pueden visitar Altagracia, donde existe un museo del Che Guevara, un museo de Manuel de Falla (¿Ud. sabe quién es él? me preguntó desafiando mis conocimientos. Sí… un músico español, contesté casi susurrando como cuando uno responde sin estar seguro si la respuesta es correcta. Exacto, gritó Daniel, y yo me sentí aliviado de haber aprobado ese mini examen cultural). También en AltaGracia pueden visitar la estancia jesuítica, que data del tiempo en que allí funcionaba el Virreynato español, es precioso y muy interesante, espetó casi sin darnos tregua ni siquiera para pensar. Señor… preguntó Sandra, con quién ya habíamos cruzado una mirada cómplice, ¿cuánto nos costaría ir a Altagracia?. Unos 80 pesos, contestó sin titubear, y en dólares, pregunté casi sin esperar su respuesta; unos 24 dólares dijo él, después de balbucear una operación matemática de convertibilidad. Sandra volvió a mirarme ahora segura de lo que iba a pedir: ¡Llévenos a AltaGracia! Exclamó. A la mierda con Roberto Giordano, continuó Sandra, dediquemos el poco tiempo que tenemos a conocer sentenció. A qué distancia queda, pregunté por preguntar; a unos 40 kms. de acá, respondió.
El viaje a AltaGracia fue salpicado por mucha información que Daniel nos dió. Por ejemplo nos mostró el centro de Córdoba, el barrio elegante en el downtown, los edificios de la Universidad de Córdoba, algunos de los cuáles ordenó construir Evita Perón para hacer una gran hospedería de niños; la Universidad Católica, y distintos lugares que aparecían a nuestro paso, como una famosa fábrica de alfajores, y señalarnos el camino que conduce a la Villa Belgrano, poblada por inmigrantes alemanes, y que por esos días allí se celebraba una exclusiva fiesta de la cerveza que sólo se hace en tres países: Alemania, Brasil y Argentina, aquí, donde estábamos.
EL AMOR LO PUEDE TODO
Ven ese edificio que está a lo lejos, dijo Daniel mientras viajábamos en pleno camino a AltaGracia, con extensas serranías a nuestra derecha, y grandes extensiones de tierras a nuestra izquierda. Si lo vemos, contestamos al unísono. Esa es una réplica de un ala de avión dijo. La construyó un Barón austriaco en homenaje a su mujer, que fue una de las primeras aviadoras de Argentina, y que murió en un accidente aéreo. El Barón amaba tanto a su mujer que su muerte lo transtornó. Era una persona muy rica, y ordenó construir esta inmensa mole de cemento (impresionaba verla en medio de la nada), con forma de ala de avión. Si quieren nos detenemos, para que aprecien que el ala está construida perfecta, con el tren de aterrizaje, los flaps, todo; en la punta del ala –continuó el entusiasmado Daniel- ordenó construir un ojo de buey, al que se llega por una escalera interior. Desde ese ojo se aprecia en altura toda la estancia, y lo que quiso el Barón es que quién subiera, pudiese ver lo mismo que su mujer veía cuando piloteaba. Es una hermosa historia de amor dijimos con Sandra. Si, y cuando terminó la construcción, el Barón se dejó morir, no quiso seguir viviendo sin su amada esposa. Nos detuvimos cual estúpidos turistas a fotografiar el ala. Como queriendo homenajear semejante obra, monumento al amor genuino.
Al notar que estábamos fascinados con el viaje y sus historias, Daniel se motivó a hablarnos de “algo que pocos saben, incluso la gente de acá” dijo, para colmo de nuestro entusiasmo. Les contaré la verdadera historia del indio Bamba.
El indio Bamba es un personaje mítico de Córdoba, conocido por sus intrépidas apariciones y acciones. El relato de Daniel, se enfoca en la juventud del indio Bamba, quién junto con muchos otros indígenas, laboraba como un esclavo en las tierras de uno de los más grandes terratenientes de la zona. Una hija del acaudalado patrón, se encontró en un granero por casualidad con el indio Bamba, y se enamoró perdidamente de él. Se juntaban a escondidas en ese granero a dar rienda suelta a su amor. Una vez, el pretendiente oficial de esa rica heredera los sorprendió amándose, y corrió a contarle al padre de la niña. Este enfurecido padre ordenó darle un castigo al indio, que quedó prácticamente muerto de tan grande golpiza. Y eso creyeron todos, que el indio Bamba había muerto. Pero no fue así, y el indio sobrevivió, y logró seguir juntándose a escondidas con su amada, quién se preocupaba de curarle las heridas. Cuando ya estuvo recuperado, el indio huyó con la niña hacia un lugar desconocido. El padre se transtornó; hizo matar a todos los familiares del indio, contrató al ejército para que lo buscara, pero no tuvo éxito. Ordenó entonces matar a todos los familiares del indio. Se murió esperando que su hija apareciera, pero ésta no apareció más. Cuenta la mitología que el indio dejó descendientes, que después fueron prominentes personajes en Córdoba.
EL CHE Y EL MAESTRO, PATRIMONIOS DE LA HUMANIDAD
Entre tantas historias que Daniel contó, no nos dimos cuenta y estábamos arribando a Altagracia. Es un pueblo de clima seco, especial para enfermos de asma y tuberculosis. Su clima es muy similar al de Vicuña en el Valle de Elqui de Chile. En esa localidad, entre otras, proviene el ex presidente de la Argentina Arturo Illia
Por las bondades del clima, a comienzos del siglo pasado, se mudó allá desde Santa Fe la familia Guevara de la Serna, cuyo hijo primogénito, Ernesto, era asmático. Ernesto vivió en AltaGracia de los 3 años hasta los 18. Después se mudó a Buenos Aires a estudiar Medicina. Quienes lo conocieron lo recuerdan como un chico muy inteligente, algo distraído, que le gustaba jugar rugby y golf. Ernesto conoció a Chichina Ferreyra, perteneciente a una de las familias más acaudaladas de la Provincia. Se enamoraron perdidamente; hasta el punto que Ernesto era capaz de dejarlo todo por ella. Pero por esa relación él empezó a experimentar las primeras sensibilidades en su vida, que después lo transformarían en el líder revolucionario que el mundo recuerda. En efecto, a Ernesto le chocó la forma en que el padre de Chichina trataba a sus empleados, de una manera déspota e injusta, con salarios bajísimos y mucho trabajo, además de maltrato físico. Ernesto, se enfrentó en más de una ocasión al padre de su amada, para enrostrarle esta situación. Esto derivó en que el padre le prohibiera a su hija juntarse con este insolente y arrogante pretendiente, a pesar que Ernesto pertenecía a una distinguida familia de clase media acomodada. Visitar la casa-museo en donde vivió el “Che” Guevara es toda una experiencia casi mística. Avellaneda 506 de AltaGracia. Allí jugó, correteó y se enamoró el Che. Me impresionó la cantidad de objetos que se conservan, como una bicimoto, o sus palos de golf. También me llamó la atención el cariño que la gente le tiene al Che. Todo un personaje, cuya dimensión humana no había tenido el privilegio de conocer.
Después nos fuimos a la casa-museo de Manuel de Falla, quién vivió los últimos tres años de su vida en Altagracia, en una hermosa casa cuyo diseño arquitectónico es particularmente hermoso, con una disposición de ventanas que permiten que el sol penetre todo el día a sus habitaciones. El Maestro, como le llaman allí, padecía de tuberculosis, así es que un amigo músico argentino le recomendó Altagracia por las bondades de su clima, y se fue a vivir allá. Su prodigio como músico lo continuó en esa localidad, dando clases y recibiendo a músicos de todas partes del mundo, hasta que falleció, en esa casa, rodeado de sus seres queridos.
THE SOCIETY OF JESUS
Después, Daniel nos llevó a la Estancia Jesuítica, que data de los años 1700. Es un edificio con el templo y grandes jardines. Impresiona ver los tajamares construidos para almacenar agua, constituyendo grandes estanques, que les permitían a los jesuitas y a los lugareños, disponer de agua todo el año. Para beber usaban piedras filtradoras, que le daban limpieza al agua, y la hacían propicia para el consumo. Los jesuitas eran grandes artesanos y mejores constructores. La tecnología aplicada era inédita para la época. Tenían un sistema que se parecía a lo que conocemos hoy como alcantarillado, que creo, nadie lo tenía en esos tiempos. La iglesia es soberbias, con el altar en madera policromada y bellas esculturas con las imágenes santas de la Iglesia. Daniel nos recuerda que el Padre Hurtado, nuestro Santo, estudió parte de su noviciado en Córdoba. Ahí otra gran lección: nos impresionó el grado de conocimiento que tenía acerca de San Alberto Hurtado.
Un dato: el nombre del Virrey era Santiago de Liniers.
Quisimos invitar a Daniel a almorzar, pero descubrimos que a esa hora todos los locales de comida en Altagracia estaban cerrados. Por ahí me atrevería a recomendar corregir eso a favor del turismo.
De regreso a Córdoba, vimos las instalaciones de la fábrica de autos Torino, auto argentino que fue muy famoso en esta parte del Continente. También pasamos cerca del autódromo Oscár Cabalen, cuyo nombre se debe a un gran piloto, que en Chile también fue admirado
En fin, nuestra experiencia en ese viaje a AltaGracia fue fascinante. Ya ni siquiera nos acordábamos de los malls. De paso pudimos constatar lo grande que es el país. Es inmenso, comparado con nuestro Chile. Y los cordobeses son sencillamente acogedores y educados. Toda una revelación para nosotros.
Gracias a Daniel por habernos abierto este mundo nuevo, lleno de sorpresas.
Nos dejó en el mall donde estaba la Peluquería de Roberto Giordano, en donde se quedó Sandra para producirse para el día siguiente.
En la noche, nos juntamos a cenar con Patricia y Daniel, que fue una interesante velada que nos permitió, entre otras cosas, conocernos más. Pudimos conocerlos en su dimensión más personal, revelándose ante nuestros ojos como personas muy encantadoras.
Durante la cena, recuerdo haber aprendido un dicho argentino, expresado por Daniel. Este es: “Los argentinos destruimos a la Argentina de día; y la Argentina se reconstruye sola, en la noche.” Y capaz que sea verdad.
Terminaba el primer día con un cúmulo de sentimientos que nos daba la pauta de lo que vendría al día siguiente sería igual o mejor. Y nos estábamos equivocados.
LO QUE DIOS UNE QUE NO LO SEPARE EL HOMBRE
El combi (así le denominan a las Van en Córdoba) estuvo puntualmente a las 9 de la mañana en nuestro hotel. Nos trasladó por una serie de calles para recoger primero al hermano de Patricia y después internarnos en el acogedor Barrio Junior, para que los padres de Patricia se sumaran al viaje. Aprovechando el tiempo, alcanzamos hasta la casa de Daniel, y compartimos un momento con ellos. Sus hijos, Julieta y Luciano estaban arreglados para partir. La novia –Julieta- lucía bellísima. Luciano parecía un modelo de pasarela. (Qué manera de parecerse a su padre: eran como clonados). En realidad, todos lucían impecablemente vestidos para el magno acontecimiento. Mucho glamour y buen gusto. Capítulo aparte es cuando conocimos a Teodora, una simpática hembra pastor inglés que nos trajo recuerdos de nuestro Casimiro, también pastor inglés.
La ceremonia religiosa tuvo lugar en la localidad de Malagueño, un pintoresco lugar a una media hora de Córdoba. La parroquia Nuestra Señora de Nieva era nuestro primer destino. El templo estaba finamente arreglado para la ocasión. No se les escapaba ningún detalle.
Ustedes son los chilenos, nos preguntó uno de los invitados, acogiéndonos con su actitud de cercanía, yo soy Francisco, continuó, amigo de la infancia de Daniel. El gesto se completó con un afectuoso apretón de manos.
El sacerdote que celebró nos llamó la atención a Sandra y a mi. Su estilo nos resultaba familiar, y esto se confirmó cuando conversamos con el al término de la ceremonia: es jesuita. Eso fue un nuevo agregado positivo a las ya muchas alegrías que estábamos experimentando. Después de todo, nuestra admiración por los jesuitas no está en discusión. La ceremonia fue redonda, perfecta. Los novios impecables, los padres también. Todo espléndido, como espléndido fue el coro que con hermosas canciones, acompañó la misa.
AHORA A CELEBRAR VIVAN LOS NOVIOS
El combi nos trasladó a continuación, a la autopista Córdoba-Carlos Paz., a la altura del km. 24, al Country “Causana” La Lucía. Allí se celebraría la ceremonia civil y después el almuerzo y la fiesta.
El lugar, similar a un Club de Campo, era bello y apropiado para pasar una tarde muy agradable.
El aperitivo consistió en una serie de delicattessen para comer y beber, exquisitas. Luego de una solemne y sobria ceremonia civil, los invitados pasaron a los comedores cuyas mesas estaban previamente asignadas. A nosotros nos correspondió la nro.2 que era de los amigos de los padres. Aparte de Francisco, que ya habíamos conocido antes de la misa, eran tres matrimonios. La mujer de Francisco se había quedado en Australia. De los nombres de nuestros acompañantes, recuerdo al “negro” Faúndez, y su mujer. El negro es una persona extraordinariamente simpática, que conocía muy bien Chile, ya que por trabajo debía viajar a menudo. Los otros dos matrimonios eran Oscar y Patricia siendo él Profesor de Tenis, y Walter y su mujer, quién trabaja en una empresa eléctrica y ella es kinesióloga. .
El grupo era muy acogedor, se juntaban a jugar tenis. La verdad es que fuimos muy bien atendidos.
La comida estaba deliciosa, y tuvimos oportunidad de saborear y degustar las tradicionales carnes argentinas, en especial, recuerdo una que ellos llaman matambre. También las ensaladas son deliciosas.
Como anécdota, les cuento que el negro Faúndez se acercó a mi en un momento para que lo escuchara interpretar tonadas chilenas – La manta de tres colores, y otras-, lo que fue emocionante, además de aleccionador, ya que se trataba de un hermano argentino; a cambio, yo no sabía ningún tango o alguna samba de Los Chalchaleros para haber estado a su altura. Vaya nuestro especial reconocimiento y agradecimiento para ese genial grupo de hermanos argentinos que hicieron posible que nos sintiéramos como en nuestro propio Hogar.
Y para qué decir de los anfitriones, Patricia y Daniel, que en todo momento estuvieron preocupados de que no nos faltase nada. Bien. Genial. Insuperable. GRACIAS AMIGOS.
En tanto, Julieta y Luciano, los flmantes novios, se veían felices disfrutando de la fiesta.
LLEGÓ EL BAILE. A BAILAR SE HA DICHO.
Empezó el baile y continuó la diversión. Cada cierto tiempo se escuchaba el clásico grito: “Vivan los Novios”, cuya expresión se iba desdibujando conforme pasaba el tiempo, hasta llegar a un “Vivan los Nov…” ¡Vivan! Respondía un improvisado coro siempre atento a expresar ese sentimiento de alegría. A propósito de alegría, quiero detenerme en el relato para confidenciar una enseñanza de los argentinos para con nosotros los chilenos: ellos no necesitan beber alcohol para sentirse contentos y divertirse, en ello hay una gran diferencia con los chilenos, quiénes no concebimos un estado de alegría como es una fiesta de matrimonio sin beber, y en cantidades.
Ya en pleno baile, me llamó la atención que entre los presentes empezaron a repartirse unos pintorescos sombreros, que cada uno usaba y se intercambiaban con los otros que bailaban. Eso era nuevo para nosotros, y se transformó en una fuente adicional de diversión, ya que es como un juego entretenido y algo lúdico, en que todos se intercambian los sombreros.
Mientras tanto, se seguía escuchando “Vivan los nooov…” se seguía escuchando de cuando en vez. El baile seguía...
DE LA LUZ A LA OSCURIDAD (Primera y última vez)
(He dejado este capítulo en blanco; pienso que los que deben saber, lo saben. Este artículo está motivado en gran parte como ofrenda de agradeciemiento y cariño a Patricia y Daniel. Y en general a todos. Y ante todo, con amor para Sandra.)
EPILOGO
El regreso desde Córdoba fue sin sobresaltos. Todo bien.
Le he pedido mucho al Padre Hurtado, nuestro nuevo Santo, para que interceda ante Dios, y les envíe una especial bendición a nuestros amigos cordobeses, y que los cuide y proteja.
Eso.
posted by Sergio Contreras Varas @ 11:05 a. m.
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