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miércoles, julio 24, 2013

CONFIESO QUE HE SUFRIDO


Tal parece  que mi  vida es definitivamente entretenida. No alcanzo a terminar una cosa, cuando aparece otra más intensa que la anterior. Sino de mi existencia. Acaso esto es una exageración, y a cada cual le sucede más o menos lo mismo.

Lo cierto es que sólo quiero manifestar mi emoción por tanta cosa que me ha ocurrido, desde / hasta, y suma y sigue.

Quiero reflejar hoy, que si hago el levantamiento de las cosas que me han sucedido o que me están sucediendo, es porque el trance histórico, que vivo hoy, terminará bien, no sé cuando, pero terminará bien…

Eso,

 

 

 

martes, julio 02, 2013

Semblanzas de Mi Madre


 

Cuando nací, lo primero que mis ojos vieron fue a mi Mamita. Ella me miraba con ternura, emoción y singular amor, porque no solamente era su hijo, sino que era el tercer hijo. Después de mi nada. Cierre de fábrica.

Parece una especie de  fantasía metafórica, pero recuerdo la escena de una Madre y su hijo, en la primera noche del recién nacido, donde solos, experimentan la primer comunicación profunda. Aquella que queda sellada a fondo en nuestros corazones. Me imagino a ella hablándome de mi futuro, del devenir de mis acontecimientos, con base desde 1954, cuando un 21  de agosto decidí salir a conocer el nuevo hábitat. Como Pancho Puelma, ella me cantaba “serás ingeniero o mejor arquitecto…”

En esa primera noche, en la más profunda de las intimidades, sólos ella y yo, hicimos un pacto de querernos y respetarnos, mientras duren nuestras vidas, mientras suceda lo que suceda, mientras en fin, seamos protagonistas de nuestra historia. Pacto indestructible hasta el día de hoy, hasta el de mañana, hasta la eternidad. Me recuerda una viaja canción que escuchaba cantar a mi mamá en el baño “…pasarán más de mil años muchos, yo no sé si tenga amor la eternidad…”

Y así he tratado y, creo, logrado lo que Ud. esperaba de mí: ser un hombre digno. Nunca mediocre. Siempre solidario. Eternamente querendón. Aspirar, en definitiva, a que Ud. se sintiera orgulloso de mi.

Hoy, a mis casi 60 años, le quisiera preguntar eso: ¿He sido motivo de orgullo para Usted, basado en el plan trazado aquella noche fría del 21 de agosto de 1954?

Mi madre es delgadita, frágil, entera, digna y observante, rebelde, valiente y fuerte.

Todavía, a lo lejos, la escucho todavía cantar una vieja canción –Recuerdos del Ipacaraí- (“donde estas ahora, que tu canto ahora no llega a mí…”) en ese perfecto escenario que es el baño. La recuerdo devorándose las novelas de  Corin Tellado, lo que denota su profundo espíritu romántico, que la transportó hasta  encontrar aquellos brazos que le dieron el calce perfecto.

Veo a mi madre rebelde,  con una prestancia digna, y una mise n éscene que invoca sólo a aquellos ungidos por la mano de Dios, para que sean en la vida, verdaderos líderes, con dignidad, con coraje, con sabiduría.

Volviendo a ese diálogo tan particular de mi primer noche de vida, Ud. me hablaba de Familia, que tenía dos hermanos, que debíamos estar unidos porque nunca se sabe en qué momento llegará la hostilidad, y más vale estar preparados. Porque en cualquier instante aparece el cambio en nuestras vidas –cambio que podría ser brusco y radical- y debíamos enfrentarlos con valentía y dignidad.

Ese cambio llegó (aunque en verdad no fue el único cambio que se presentó en  nuestras vidas), y fue superior a cualquier escenario imaginable.

Quizo el destino que de alguna manera yo fuese protagonista indirecto, cariacontecido con la inmensa ola que se  acercaba. No tuve las respuestas  adecuadas, pero que estaban garantizadas con la transparencia del alma. Hoy estoy tranquilo, pues Ud. decidió bien. Tuvieron que pasar algunas décadas para que un alma rebelde, pero imbécil como la mía, difícil de  subyugar, como fue su enseñanza cuando nací, pudiese reconocer, asumir y aceptar la infranqueable realidad. Era mucho pedir para un pendejo de 8 años. Qué sabía de emociones, de ver brillar el lucero desde la cosmovisión que nos depara el cielo Elquino. Sin embargo, aunque tal vez sea tarde, le pido perdón por mi reacción, aquella tarde que voté por el NO, mientras mis  dos hermanos  mayores aprobaban sin reparos el new age que allí comenzaba.

Después vino un cierto abismo, que tenía ramas de donde colgar para no caer. Ud. Mamá fue la que puso esas ramas de salvataje, que me hicieron de a poco regresar a la humanidad .

Eso vino con la creación de una nueva Familia, nuevos Hermanos,  a quiénes quiero mucho, y que vinieron  a este mundo también con una  misión: refrendar el amor de  sus padres.

Cuando ingresé a la U, mi madre me enviaba cartas llenas de cariño, llenas de esperanzas. Cartas que esperaba ansioso, y que hablaban de la actualidad  micro y macro. Cartas que  de tanto releerlas, las aprendía de memoria. Ud. no sabe todo el bien que me hicieron esas cartas, fueron determinantes para mantenerme de pié.

Fuimos díscolos; rebeldes con o sin causa, peor aún, fuimos seres jugados, como Usted Mamá. Somos su raya para la suma, y seguiremos honrando el legado que, desde esa fría noche de nuestro primer día de vida, Ud. mirando el lucero, en una limpia noche vicuñense, sin nieblas, nos habló de coraje, de dignidad, de consistencia y de jugársela por el amor, no importa como sea. Corin Tellado pagó el pato: ni siquiera en sus mejores novelas, pudo escribir la vida como Ud. la ha escrito.

Al finalizar mis palabras, recurro a San Ignacio de Loyola: puedo decir sin complejos que puedo parame como un ser digno y agradecerle por todo lo bueno que Ud. ha sido en mi vida, quiero pedirle perdón por tantas y tantas cosas que pudiendo hacerlas o evitarlas, las hice o no; y pedir la gracia al Dios que yo creo, que le dé larga vida a your Magesty, mi Madre.

La  quiero mucho.